Speziale Pablo

Kinesiólogo – Docente

Especialista en Kinesiología y Fisiatría Neurológica (UGR)

Mgter. en Gestión de Sistemas y Servicios de Salud (UNR)

Integrante de GT de Salud del Observatorio de Justicia Sanitaria y Climática 

Los beneficios que la actividad física y el deporte brindan a la salud son indiscutibles. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda realizar actividades aeróbicas durante al menos 150 a 300 minutos semanales para los adultos.

El sistema cardiovascular, la salud mental, los ciclos de sueño, el sistema musculoesquelético, entre otros, son solo algunos de los aspectos que se benefician de manera directa. Los efectos positivos de la actividad física pueden abordarse tanto de manera individual como en términos de la salud integral del organismo humano.

Más allá de los beneficios físicos, el acceso a la actividad física y el deporte, especialmente en nuestro país y en la región, está estrechamente relacionado con estructuras sociales fundamentales: los clubes sociales y deportivos.

Estas instituciones, que varían ampliamente en su desarrollo, tamaño y oferta de actividades deportivas, no solo proporcionan el acceso a los beneficios fisiológicos y biofísicos mencionados, sino que también favorecen el desarrollo integral y social de los individuos. En los clubes, las personas pueden establecer vínculos con sus pares, disfrutar de momentos de esparcimiento y adquirir una carga simbólica identitaria que trasciende lo que la ciencia puede describir o investigar.

La práctica deportiva en estos contextos no solo contribuye al desarrollo biológico de las personas, sino que amplía los horizontes de lo que podemos valorar como sociedad. En un contexto donde hay un creciente escepticismo hacia la ciencia moderna, evidenciado por movimientos como los “antivacunas” o el “terraplanismo sanitario”, es urgente crear estrategias, prácticas y políticas públicas que promuevan el acceso a la salud a través de las instituciones deportivas, promoviendo de esta manera la actividad física y el deporte.

Sobre ello es importante destacar, que aunque el derecho a la salud está ampliamente reconocido a nivel internacional, regional y nacional, el derecho al acceso al deporte, ocio y recreación no gozan de la misma fuerza discursiva. La preeminencia de un modelo médico hegemónico suele invisibilizar el valor de dispositivos promocionales y preventivos de la salud. Estos derechos deben ser debatidos, profundizados y defendidos activamente en la sociedad actual. 

Es menester destacar experiencias que promueven el derecho al acceso a la salud a través de dispositivos que promueven el deporte y la salud.

Finalmente, el poder judicial y las administraciones pueden desempeñar un papel importante al proteger y promover estos derechos, especialmente en casos que involucren acceso a instalaciones deportivas y a las políticas públicas de promoción de la salud.